Acerca de lo poco que he
podido rescatar de las brumas del mar...
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Una de las características de los modelistas que construimos a partir de planos (no armando kits comerciales, sino partiendo de ceros) es que somos recicladores natos, basuriegos empedernidos: siempre andamos fisgoneando por ahí para ver qué nos puede servir en nuestra actividad. Recogemos de los sitios más insólitos alambres, pedazos de mallas metálicas, trozos de madera, virutas de cobre, etc. Hacemos parte, orgullosamente, de aquellos que tratamos de vivir en un planeta más limpio y más verde.
Pero, obviamente, no somos autosuficientes en nuestra búsqueda de desperdicios reciclables, y debemos
recurrir a otras fuentes de suministros: el comercio especializado. Y cuando digo el comercio especializado, no
me estoy refiriendo en particular a aquellos almacenes orientados a los modelistas o a quienes hacen maquetas
para arquitectura. Claro que pasaremos por allí de vez en cuando pero, muchas veces, no es lo más
aconsejable: obtendremos mejores precios si nos vamos a almacenes que no estén tan
especializados.
En mi astillero utilizo, entre otras cosas, lo siguiente:
Un material que sin duda prestará grandes servicios en el Astillero, es el utilizado
en la artesanía de vitrales; y no me refiero a las molduras de plomo de los vitrales tradicionales, sino a un
material que viene en presentación de líquido espeso y que imita a dichas molduras. Viene en varios colores,
incluyendo el necesario —en este caso— dorado.
Se aplica a pulso, como escribiendo o dibujando, y después de dejarlo secar de un día para otro, queda rígido
permanentemente.
También puede utilizarse silicona líquida, empleada usualmente como adhesivo
multipropósito en trabajos artesanales sencillos.
Una manera fácil y económica de modelar las mallas de cerramiento eslabonadas —hechas de alambre en la
realidad—, es utilizando velos poliéster (de los usados como cortinas de ventanas) o las pequeñas
mallas plásticas con que vienen envueltas las flores para evitar que se abran antes de llegar al consumidor final.
Se extiende la malla, se fija con chinchetas y se pinta con aerosol del color deseado. Para su instalación, se pega con cola
blanca, sosteniéndola mientras el pegante seca...
Para las grandes supeficies de los modelos se recurre al poliestireno en láminas, las cuales se consiguen en diferentes
calibres.
Para pequeños detalles, si no queremos fabricarlos a partir de las mismas láminas —lo cual es bastante
engorroso—, lo más práctico es recurrir a los perfiles que se venden en el comercio especializado. Dos buenas
opciones para ángulos, canales, tubos, semi-redondos, etc. son los fabricados por Plastruct, Inc. ® y
por Evergreen Scale Models ®.
Para unir piezas de poliestireno o de plástico Acrilonitrilo Butadieno Estireno (ABS, por sus siglas en inglés),
es más barato usar Cloruro de Metileno en vez de los pegantes que venden esos mismos fabricantes...
Encontrar una tela que guarde la escala a la que trabajamos en cuanto a trama y espesor de sus hilos, así como los pliegues y
caída de los mismos es... prácticamente imposible.
He hecho pruebas con látex bien delgado y la apariencia (mientras no se toquen) es bastante realista: no se ve ninguna trama
(porque no la tiene) y los pliegues y arrugas se ven muy naturales (cuando las velas están recogidas y amarradas deben
arrugarse, ¿no?) La fuente de materiales... guantes quirúrgicos que se consiguen en cualquier farmacia.
El aspecto final de cualquier modelo está gobernado, principalmente, por los acabados que se le den a las diferentes partes:
Tratándose de recubrir maderas, se deben escoger de preferencia xilotintes diluidos que no oculten la veta sino que den una
apariencia de transparencia.
Áreas ya pintadas se protegen con laca transparente mate, aplicada con aerosol, sin caer en excesos para que ni siquiera se note
que la superficie ha sido lacada.
Para partes metálicas que lo requieran, se usa laca automotriz mate o pinturas acrílicas de cubrimiento sólido.
Para simular los efectos del clima y del trajín, polvo de pasteles aplicados en seco con pincel de cerdas finas es un
buen recurso...
Una fuente importante de materiales para la hechura de diferentes piezas que usaremos en nuestros modelos, son las láminas metálicas,
principalmente de cobre y aluminio. En espesores de décimas de milímetro (aquí se muestran láminas
desde 0,05 mm hasta 0,5 mm), son lo suficientemente delgadas para ser manipuladas con facilidad, conservando la escala adecuada. Se
cortan con tijeras o rayándolas con una cuchilla.
Las plásticas y acrílicas, más gruesas (de 2 a 4 mm), no tienen mucha cabida en proyectos de época,
a no ser que las piezas hechas con ellas vayan pintadas para simular que no son de plástico. Se cortan
también con cuchilla o con sierra manual o eléctrica; en este último caso, se deben cubrir con cinta de enmascarar
por donde se va a desplazar la hoja de la sierra, para evitar que se astillen los bordes.
En la rama de las siliconas, hay de todo: desde siliconas para tapar goteras, hasta cauchos de silicona para la fabricación de
moldes. En esta variedad las hay de diferentes clases, dependiendo del uso que se les dé: siliconas para moldes para vaciar piezas
de resina en frío hasta las usadas para moldear metales de puntos de fusión bajos, como las aleaciones de plomo y
estaño. Estas últimas deben resistir, por lo menos, temperaturas de 250°C.
Vienen en dos recipientes: la silicona RTV propiamente dicha y el catalizador; al mezclar estos componentes se
obtiene un líquido viscoso que vulcaniza a temperatura ambiente (RTV: Room-Temperature
Vulcanization), formando piezas de caucho-silicona.
La masilla epóxica de dos componentes, que viene en barras separadas (una es la masilla propiamente dicha y la otra es el catalizador que desarrollará la reacción química) es de gran utilidad para pegar piezas o construír otras. Se moldean partes iguales de cada barra —como una plastilina— hasta que el color sea uniforme; de este momento en adelante se cuenta con varios minutos para trabajarla antes de que se endurezca por completo. Se debe trabajar con las manos húmedas y los excesos se pueden retirar con los dedos o un trapo mojado.
Otro producto casi que indispensable es la soldadura epóxica de dos componentes, que viene en tubos colapsibles y es de consistencia semi-líquida. Como la anterior, pero empleando un palillo o la paleta que viene en el empaque, se mezclan partes iguales del componente activo y del catalizador (endurecedor). Muy empleada para reconstruír piezas con faltantes o para hacer otras pequeñas por vaciado.
Muchas veces deberemos rellenar zonas para igualarlas con
el resto de las superficies de nuestros modelos.
Para ello nada mejor que las masillas para madera, como esta que aquí se muestra: masilla acrílica
en medio acuoso.
Si bien están diseñadas para resanar defectos en la madera o en el aglomerado, podemos echar
mano de ellas para nuestros propósitos.
Se aplican con espátula en capas no muy gruesas y dejando secar entre capa y capa. Cuando están recién
aplicadas se pueden alisar con los dedos o un trapo húmedo. Después de secar, se pueden limar, lijar y,
en general, trabajarlas como si fueran madera (aunque ocasionan mayor desgaste en las herramientas de corte).
Sin que estén en orden de importancia, a la izquierda vemos pegante de cianoacrilato o CA (todos los llamados “Super Glue” son de esta categoría), el cual se emplea en uniones rápidas (actúa en menos de 30 segundos) y que no estén sometidas a grandes esfuerzos, pues con el tiempo tiene tendencia a cristalizarse. Se debe aplicar en una de las piezas a unir, en una capa muy delgada, y se debe tener cuidado con las yemas de los dedos que, de untarse y ponerse en contacto, se pegarán casi que de inmediato...
Las colas blancas para madera, a base de polímeros acrílicos, son ideales para juntas permanentes en madera (y en otros materiales), pero requieren que las piezas estén presionadas mientras se seca el pegante. Las uniones con estas colas son más resistentes al esfuerzo cortante y a la tracción que los CA.
Los llamados cementos de contacto, inicialmente eran a base de caucho pero hoy en día se fabrican con polímeros derivados del petróleo; una vez aplicados (en las dos superficies por unir), se debe dejar evaporar el solvente y cuando estén completamente secas al tacto (alrededor de 15 minutos), se unen con precisión las piezas, pues casi que es imposible despegarlas sin estropearlas para corregir la posición.
El pegante fotográfico
que viene en aerosol es algo que vale la pena considerar.
Aunque no le he encontrado un uso directo en los modelos que se construyen, es una
magnífica elección cuando de pegar papeles, telas ligeras, plásticos
delgados y flexibles se trata. Y es casi una obligación si lo que se va a pegar
es un gran plano de cuadernas o cualquier otra parte que se deba recortar con la guía
de un dibujo.
Permite pegar grandes superficies de papel, sin pliegues y sin burbujas, a las láminas de
contrachapado de donde recortaremos las piezas. Es una especie de cemento de contacto, pero lo
podemos aplicar sólo a una de las superficies. Es un pegante bastante fuerte cuando se pegan
papeles, por lo que se debe tener especial cuidado en enfrentar y asentar las superficies en la que
será su posición definitiva.
En general, siempre que se usen pegantes, se aplicarán en capas delgadas, pues los grandes volúmenes de pegante quedan más elásticos, menos firmes, y seguramente fallarán en algún momento. Aparte del mal aspecto que presentará el modelo una vez terminado.
Los enjaretados son esas rejillas de madera, que sirven para ventilación y acceso a otras cubiertas.
En modelismo, son pequeños listones con muescas equidistantes y del mismo ancho que el espesor del listón. Se ensamblan
por las muescas, siendo éste un ensamble a media madera. Como son cortados con láser, puede decirse que cazan a la
perfección por lo que no es necesario ningún otro proceso, excepto lijar someramente.
Para que todo quede como una sola pieza, en las intersecciones se aplica una gota del pegante “penetrante” que se sugiere en
el apartado PARA TENER EN CUENTA de Técnicas.
Una gran variedad de diseños de malla se consigue en el sector de los automóviles. Pero, como es obvio, no
utilizaremos partes nuevas sino las que se han desechado.
Los filtros de aire del motor son tiras continuas de papel conformadas en numerosos pliegues. La estructura que le da rigidez al filtro
es una malla metálica, que como dijimos viene en variados diseños. Uno de estos, ideal para hacer nervaduras de ventanales,
es el que forma rombos de 8 × 16 mm. Los hilos metálicos de esta malla en realidad son cintas
rectangulares, lo que le da mayor realismo a las nervaduras de las ventanas...
Se cortan con cincel y martillo, con cortafríos o con el disco de cortar metales del Mototool; se suavizan con lima y se pueden
dejar en su color original (metálico) o pintarse con lacas de color.
Dado que nos interesaremos más que todo en los modelos de vela histórica, este material es imprescindible.
Por mucho que se trabaje un casco de un kit de plástico desgastando, lijando, pintando y envejeciendo, siempre se verá como eso: un casco de plástico (con seguridad más elaborado que el que sale de la caja, pero plástico al fin y al cabo).
Mas no hay que alarmarse: no necesitaremos ni grandes troncos ni aserraderos industriales que procesen la madera que utilizaremos.
Los encontramos tanto en los almacenes especializados en modelismo como en depósitos de maderas y ferreterías más generales. Como anotamos más arriba, preferiremos estos últimos si queremos ahorrar en los costos.
O podemos recurrir a la carpintería de confianza para que nos cepillen tablas al espesor que deseemos y de éstas, cortar tiras; si queremos tracas para forrar un casco, cepillaremos la tabla para dejarla de 8 mm de espesor, y luego cortaremos dicha tabla en tiras de 1.2 mm, con lo que obtendremos las tracas de 8 x 1.2 mm. Este espesor de tracas podría parecer exagerado, pero es bueno tener un margen para lijar, lijar y lijar...
De las diferentes clases de madera, escogeremos las más duras para aquellos elementos que deban ser doblados y alabeados, como las tracas del casco. Mientras más dura sea la madera, más fácil será doblarla mediante calor directo o vapor.
Las maderas de balso (y otras similares, muy blandas), sólo las utilizaremos para hacer rellenos entre las cuadernas del casco los cuales, una vez pulidos y ajustados a las curvas del modelo, serán de gran ayuda para la fijación de las tracas, sobre todo a proa y a popa, donde los radios de curvatura suelen ser exagerados.
Un material muy usado es la chapa de madera, de menos de 0.5 mm de espesor, que se utiliza para rebordear y forrar cantos de muebles hechos en madera terciada o en aglomerados. Es perfecta para simular las tablas de los pisos de cubiertas y otras pequeñas piezas.
Nos ahorrará mucho trabajo utilizar Redondos para mástiles, vergas y gabias, en vez de redondearlos a partir de Cuadrados. Tener en cuenta que las vigotas, para una impecable apariencia, es mejor fabricarlas a partir de Redondos, de madera dura.
En general, se preferirán maderas sin nudos y de poca veta, pues para los tamaños de los modelos que trabajamos, ésta siempre se verá “fuera de escala”.
De la infinidad de hilos y cordeles que se encuentran en el mercado, los más indicados para nuestra actividad son los de algodón, pues permiten su fácil teñido y son aceptablemente estables a los cambios de temperatura y de humedad.
Preferiremos los de color blanco o crudo, ya que facilitan su teñido para dar la apariencia de verdaderos cabos y sogas de amarre.
Como inconveniente, tienen la tendencia a “despeinarse”, dejando ver pequeñas hebras
desordenadas que afean cualquier modelo, por ser exageradas y fuera de escala. Podemos obviar este problema
utilizando una de las siguientes técnicas:
• Frotarlos con un trozo de cera de abejas. Este procedimiento tiene el inconveniente de que si los hilados se van
a pasar por los ojos de motones o vigotas, parte de la cera se raspará y se separará del hilo, quedando
trozos sueltos de cera que habrá que eliminar
• Pasar el hilo por la llama de una vela. Debe hacerse con suficiente velocidad para impedir que el
hilo se incendie, pero con la lentitud necesaria para que se quemen las pelusas... Como todo, es cuestión de
práctica. Los hilos así tratados presentarán un buen aspecto, siempre y cuando que no se manipulen
demasiado después del “quemado”
• Utilizar hilos de algodón peinado, que son los que se usan para coser a máquina.
Los que más utilizaremos son los alambres sólidos de cobre y de bronce, normalmente de 0.5 mm de
diámetro. Sirven para amarres, hechura de ganchos, cáncamos, argollas, clavos, etc.
Los cables multifilamento forrados en plástico, proveen una buena cantidad de hilos mucho
más delgados que los anteriores y se utilizan principalmente para enrollar los extremos
de los cabos,para evitar que se deshilachen. En algunos casos, reservaremos los forros de plástico que
nos servirán para racamentos y otras piezas por el estilo, como veremos más adelante.
GALERÍA
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