Cuando fabricamos cáncamos y ganchos (ver Técnicas), no los soldamos
para cerrarlos, porque la argolla de estos elementos es muy pequeña y por lo tanto, muy resistente a la deformación.
Las argollas que aquí tratamos, por ser de mayor diámetro, sí tendrán tendencia a deformarse y abrirse bajo
tensión, por lo que es conveneniente hacerlas en bronce y cerrarlas mediante soldadura.
Como se dijo en otra parte, cuando se instalen cáncamos y ganchos, se deben orientar en sentido ligeramente opuesto a la fuerza
de tracción que soportarán, para evitar que se salgan de su sitio de anclaje.
Brocas de acero
Cortafríos de corte fino
Alicates y manos libres
Soldador
Alambre de bronce de 0,5 mm
Pasta para soldar
Soldadura de estaño
Sobre el vástago de una broca arrollamos, bien apretado, un trozo de alambre de bronce. El diámetro de la broca se escogerá de acuerdo con el diámetro interior final que queramos para la argolla.
Con un cortafríos de corte fino, cortamos longitudinalmente el “resorte”, para obtener argollas abiertas.
Cada una la ponemos en un cáncamo y la cerramos, el conjunto lo sostenemos con un manos libres y, con un poco de pasta para soldar y un toque con el soldador cargado de estaño derretido...
...obtenemos todas las requeridas, sin mayor esfuerzo.
Limar asperezas, pulir o pintar, según demande el uso que les daremos.